Gobernanza Local y Desarrollo Local
Los procesos de Gobernanza Local y Desarrollo Local (GLDL) tienen como objetivo la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos, mientras que construyen unas relaciones más resistentes entre el estado y la sociedad a nivel local. Los procesos de gobernanza local y desarrollo local, que a menudo se llevaban a cabo por separado, están ahora integrados y se plantean conjuntamente. Se centran en cómo las políticas públicas y las decisiones económicas se toman a raíz de interacciones, relaciones y redes entre los diferentes sectores (instituciones, sector público, sector privado y sociedad civil). Los procesos de GLDL también implican decisiones, negociaciones, y relaciones de poder diferentes entre los actores, para determinar quien obtiene qué, cómo y dónde. Las relaciones entre el gobierno y los diferentes sectores de la sociedad determinan como se hacen las cosas, y como se ofrecen los servicios. El concepto mismo de “buena gobernanza” a nivel local connota la calidad, efectividad y eficiencia de las administraciones locales y de la provisión de servicios, y también la calidad de los procedimientos de las políticas públicas y de toma de decisiones, su grado de inclusión, transparencia y capacidad de rendir cuentas. Por último, también se refiere a cómo se ejercen el poder y la autoridad a nivel local.
Además, los procesos de GLDL incluyen las inversiones económicas necesarias para mejorar la vida de las personas, como los sistemas de agua, escuelas, carreteras y sistemas de irrigación, permitiendo a las autoridades locales ofrecer infraestructuras y servicios sociales más efectivos y más sensibles a las necesidades de los pobres. También incluyen mejoras en los marcos políticos e institucionales para una utilización más eficaz de los fondos disponibles, de las cuales surge la estrecha correlación con las políticas nacionales de descentralización apropiadas.
Los objetivos de GLDL se persiguen a nivel territorial a través de la implementación de instrumentos concretos como las Agencias de desarrollo económico local (ADEL). La Organización para la cooperación y el desarrollo económicos (OCDE) define las ADEL como “estructuras legales sin ánimo de lucro, normalmente pertenecientes a entidades públicas y privadas del territorio, que actúan como mecanismos a través de los cuales los actores planifican y activan, de manera conjunta, iniciativas para el desarrollo económico territorial, identifican los instrumentos más convenientes para su implementación y mejoran un sistema coherente para apoyarlas técnica y económicamente”. Concretamente, las ADEL apuntan a (1) generar empleo, (2) aumentar el acceso al crédito (3) asesorar sobre el potencial económico, por ejemplo las cadenas de producción local y (4) promover estrategias de marketing internacional para los productos locales.
Las ADEL promueven el crecimiento inclusivo, la igualdad de género y el desarrollo de pequeñas y medianas empresas. Su objetivo es el de dinamizar los recursos y el saber endógenos a través de estrategias territoriales eficaces, que han sido adaptadas específicamente para incorporar factores sociales, económicos y del medio ambiente. La evaluación positiva de este instrumento ha conducido a la creación de un foro permanente de desarrollo local, como plataforma para el diálogo continuado y el intercambio de conocimientos. Cada estrategia LEDA es el resultado de un proceso inclusivo que se centra en las necesidades y prioridades de los grupos más marginalizados y vulnerables.
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Enfoque territorial del desarrollo
Hay cada vez más conciencia sobre la importancia de un enfoque territorial del desarrollo, y también crece el apoyo que se le brinda. El desarrollo territorial incorpora la suma de todas las actividades sociales, culturales y económicas que tienen lugar en un territorio (áreas metropolitanas, centro urbano, municipalidad, provincia, región, etc.), donde todas ellas promueven el desarrollo sostenible mientras que mejoran las calidad de vida de sus habitantes. A través de este enfoque, los desafíos del desarrollo se abordan con un “prismático territorial” multisectorial y multinivel. Esto no solo presupone que los actores sub-nacionales identifiquen sus propias prioridades de desarrollo mientras que inciden en las políticas nacionales y globales, sino que también alienta a los actores nacionales y globales a entender el desarrollo bajo el mismo ángulo. Este proceso dinámico refuerza las interacciones entre los actores económicos, las instituciones locales y la sociedad civil, mientras que capitaliza el saber y los recursos de los territorios. Los beneficios potenciales del enfoque territorial incluyen la perspectiva de integrar los tres pilares del desarrollo humano sostenible (sostenibilidad medioambiental, crecimiento inclusivo y cohesión social) a nivel local, de prestar servicios públicos de calidad adaptados a las necesidades de los ciudadanos, empoderar a los actores locales, y perfeccionar las políticas nacionales de descentralización y desconcentración.
La eficacia de la cooperación al desarrollo
La rápida diversificación y multiplicación de los actores de cooperación al desarrollo ha generado oportunidades (diversidad, más compromiso y apoyo) pero también desafíos (duplicación, solapamiento, y ausencia de coordinación). Como que estos actores operan principalmente a nivel territorial, es imprescindible que las iniciativas de desarrollo estén alineadas y armonizadas con las prioridades locales y con los objetivos de los múltiples actores que operan a varios niveles. En este contexto, el enfoque territorial permite una interacción más efectiva entre los actores de la cooperación al desarrollo que operan en una área geográfica determinada. Como resultado, las intervenciones de desarrollo se implementan en el marco de los planes territoriales integrados, lo que reduce la fragmentación y aumenta el impacto y la sostenibilidad de todos los esfuerzos para conseguir los objetivos del desarrollo humano sostenible. Finalmente, en épocas de crisis económica y recortes presupuestarios, impera un uso óptimo de los recursos económicos disponibles.
Algunos de los instrumentos disponibles para las redes territoriales y para el sistema multilateral se presentan a continuación:
Ciclos de Planificación Local (CPL): son procesos participativos ascendentes (bottom-up) a través de los cuales las instituciones locales y los actores diseñan y ponen en marcha planes de desarrollo elaborados localmente que incorporan los tres pilares del desarrollo humano sostenible (cohesión social, sostenibilidad medioambiental y crecimiento inclusivo). A nivel nacional, estos tres componentes recaen en las responsabilidades de tres ministerios diferentes.
Las Líneas Directrices para la Cooperación Internacional (LDCI): son un instrumento que permite articular los planes de desarrollo elaborados localmente con los socios de desarrollo que desean apoyar las iniciativas de desarrollo local. Las LDCI también garantizan que todas las intervenciones estén coordinadas con los CPL y se conciban en apoyo a los mismos. Además, aseguran que las contribuciones de todos los socios estén alineadas con las prioridades de los gobiernos sub-nacionales.
Gobernanza Multinivel
La gobernanza multinivel presupone unas interacciones continuas entre los niveles local, nacional e internacional, que apuntan a definir políticas sostenibles de desarrollo, adaptadas a las necesidades y aspiraciones de los ciudadanos. Algunos de los instrumentos de gobernanza multinivel existentes, que pueden utilizar las redes territoriales, los gobiernos y los socios de desarrollo son los siguientes:
Grupos de Trabajo Locales (GTL) que son órganos consultivos abiertos a los representantes de todas las áreas técnicas a nivel municipal. Ofrecen un foro abierto para los intercambios de perspectivas y experiencias, y son una “correa de transmisión” entre los niveles y a través de los sectores, favoreciendo más coordinación y rendición de cuentas.
Los Grupos de Trabajo Territoriales (GTT) son órganos consultivos abiertos a los representantes de todas las áreas técnicas a nivel regional, provincial, de distrito o departamental. Ofrecen un foro abierto para los intercambios de perspectivas y experiencias, y son una “correa de transmisión” entre los niveles y a través de los sectores, favoreciendo más coordinación y rendición de cuentas.
Comités Nacionales de Coordinación (CNC) son órganos consultivos que se establecen a nivel nacional con el objetivo de implicar a los actores territoriales en la planificación nacional y en los procesos legislativos. Sus miembros favorecen el diálogo y la interacción multinivel, para integrar la planificación local participativa en el diseño de políticas sectoriales a nivel nacional. Los CNC también promueven el liderazgo y la apropiación por parte de los actores sub-nacionales, mientras que garantizan que sus opiniones y perspectivas sean consideradas por las instituciones nacionales e internacionales.