“Intenté emigrar porque vivía una situación difícil y uno lo que piensa es en marcharse”, recuerda Francisco Pérez, joven del municipio de Yoloaiquín, departamento de Morazán, en El Salvador. Después de terminar sus estudios básicos, no encontró un empleo estable y consideró la migración como la única opción para sacar adelante a su familia.
Sus tres hermanos y hermana ya vivían en Estados Unidos, pero no le enviaban ayuda económica a sus padres. Francisco consideró que si él también emigraba, encontraría un trabajo que le permitiría comprarles una casa y apoyarlos en sus necesidades primordiales.
En Morazán, las oportunidades de superación para las y los jóvenes son escasas. El 72% de ellos considera emigrar hacia Estados Unidos, según resultados preliminares del estudio sobre “Migración, Juventud y Desarrollo”, elaborado por el PNUD y la Agencia de Desarrollo Económico Local (ADEL) de Morazán.
Frente a este panorama, un proyecto ejecutado por ADEL Morazán en coordinación con el PNUD, busca contribuir en la transformación de las perspectivas de vida de la población y la generación de nuevas oportunidades en sus propios territorios.
Este proyecto se ejecuta en el marco de la Iniciativa Conjunta de Migración y Desarrollo (ICMD), financiada por la Unión Europea y la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE), e implementada en El Salvador por el PNUD en colaboración con otras agencias del Sistema de Naciones Unidas.
El objetivo del proyecto es articular las variables de migración y desarrollo, a la vez que se fortalece y propicia el desarrollo local para que emigrar no constituya la única alternativa de bienestar.
El proyecto ha promovido el establecimiento de alianzas con organizaciones estratégicas, la generación de conocimientos sobre el fenómeno de la migración, el desarrollo de capacidades de emprendimiento y autoempleo para los jóvenes y la puesta en marcha de iniciativas productivas.
Más de 268 jóvenes del departamento de Morazán han recibido capacitación en temas como contabilidad y costos, marketing, control de plagas, manejo de hortalizas, liderazgo empresarial y asociatividad. En el marco del proyecto desarrollaron sus habilidades y emprendimiento y trabajaron planes de negocios.
Producto de las capacitaciones se crearon 10 empresas de diversos rubros: producción de hortalizas, plátano y tilapia; granja avícola, producción de artesanías en barro negro, fabricación de estructuras metálicas y alimentos típicos.
Una de estas empresas es la que impulsa el grupo asociativo “La Laguna”, del que forma parte Francisco Pérez junto a otros 20 jóvenes. En mayo inauguraron un invernadero de hortalizas con sistema de riego por goteo, en el que producirán y comercializarán especialmente tomates.
“Con este esfuerzo se están generando condiciones y oportunidades para que las y los jóvenes puedan obtener ingresos y alternativas para desarrollarse en sus comunidades. Acciones como esta son las que permiten articular las variables migración y desarrollo a nivel territorial y generan alternativas a la migración”, destaca Stefano Pettinato, Representante Residente Adjunto del PNUD en El Salvador.
La iniciativa, que se piensa replicar en otras regiones del país, ha contado con el apoyo de diversos actores e instituciones. Una persona que percibió el entusiasmo y el deseo de trabajar de los jóvenes, brindó el terreno en comodato. La Alcaldía proporcionó maquinaria para la construcción del invernadero, alimentación durante las jornadas laborales de los jóvenes y apoyo técnico de funcionarios.
PNUD y ADEL Morazán, a través de la ICMD, apoyaron al grupo con el equipo y materiales para el invernadero y brindan asistencia técnica para el fortalecimiento de capacidades en áreas como manejo y control de plagas, manejo del invernadero y comercialización de productos.
Después de trabajos ocasionales como jornalero o profesor de karate, Francisco ahora forma parte de un grupo asociativo emprendedor. “Me ha cambiado la vida de forma significativa, pues me ha permitido adquirir nuevos conocimientos empresariales y agropecuarios y tengo un empleo”, dice.
Según dice, en el invernadero se siembra su futuro y echa raíces la decisión que ha tomado de quedarse en su municipio y en su país. “Tenemos la oportunidad de enfocarnos y desarrollarnos como jóvenes en nuestro municipio… Los que nos han apoyado nos dejan la condición de esforzarnos y seguir con la proyección de vivir aquí. Esperamos crecer y compartir esta experiencia con más municipios”, concluye.
FUENTE: www.undp.org