Kongsy, un agricultor de Phin Neua, se acerca a un pequeño charco en una zona cercada de su jardín. Arrullando suavemente, atrae a un grupo de ranas hacia sus manos, con pequeños pellets que compró en el mercado.
La rana toro de Asia Oriental, conocida con el nombre científico de Hoplobatrachus rugulosus, es pequeña en tamaño pero grande en beneficios. Los mercados de la República Democrática Popular Lao están llenos de ellas, ya que la carne de rana es una fuente de proteína importante en la dieta rural de ese país. Un kilogramo de carne de rana se vende localmente por unos US$ 3 y puede alcanzar incluso precios más altos en las ciudades cercanas.
“Recibí del proyecto tres bolsas con 100 ranas cada una, y capacitación sobre cómo criarlas y cultivarlas”, dice Kongsy, feliz con su nueva fuente de ingresos.
El proyecto que ayuda a Kongsy lo implementa el Ministerio de Agricultura y Silvicultura de Laos y es financiado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM). El objetivo es crear conciencia sobre la necesidad de adaptarse al cambio climático y lograr una mayor resiliencia. El programa proporciona la capacitación y el equipo necesario a 35 aldeas.
La diversificación de cultivos se ha introducido como un elemento clave de la resiliencia. Se ha fomentado entre los aldeanos la utilización de especies resistentes de arroz, con el fin de mejorar la producción de su principal cultivo alimentario. Las comunidades también han aprendido a cultivar hierba de elefante (una especie adecuada para la alimentación animal) y técnicas sencillas de cría de peces y ranas.
A Kongsy y sus vecinos agricultores no les dieron formación sobre estos métodos los ejecutores del proyecto, sino que sus propios hijos e hijas, quienes habían participado en una serie de cursos de capacitación organizados en la Escuela Primaria y Secundaria de Phin. Veinte profesores y 670 estudiantes construyeron un estanque y un vivero de jardín, se les enseñó a plantar una variedad de verduras y hierbas, y aprendieron a utilizar técnicas de cultivo sostenibles: el uso de hierbas como insecticidas, el compostaje biológico y el almacenamiento de agua de lluvia.
Nuevos cultivos están creciendo en los huertos familiares de todo Phin Neua. “Ahora podemos vender nuestras verduras y el excedente de arroz en el mercado local”, dice Nouban, profesora de la escuela de Phin. “Con este dinero, ya estamos en condiciones de financiar los estudios de nuestros cuatro hijos.”
El estanque de la Escuela de Phin es uno de los 15 pequeños embalses y 12 estanques creados en el marco del proyecto. Está lleno de peces y genera ingresos suficientes para reinvertir en el ganado de la escuela y las plantas de semillero para el huerto. Las estaciones de lluvias se interrumpen cada vez más por períodos de sequía, por lo que el estanque también funciona como una valiosa fuente de agua de regadío cuando es necesario.
La iniciativa ha producido seis módulos de capacitación para la adaptación al cambio climático (que permiten elegir entre 70 actividades), completos con folletos impresos y metodología de capacitación. Ahora, luego del cierre exitoso del programa piloto, los funcionarios locales están dispuestos a llevar a los resultados del proyecto a otras provincias y han programado su aplicación en otros lugares del país.
El proyecto también tiene como objetivo influir en los responsables de políticas a través de actividades de creación de capacidades y lobby indirecto. “Tratamos de asegurarnos de que el cambio climático esté incluido en el nuevo Plan Quinquenal Nacional de Desarrollo Socioeconómico, que dirige las actividades del Gobierno y determina el curso del país entre 2016 y 2020”, explica Manfred Staab, ex asesor técnico del PNUD.
En el pasado, la alternancia de inundaciones y sequías mantenía a los habitantes de Phin en el temor por sus cosechas de arroz. Ahora, las capacidades y conocimientos que han logrado les están ayudando a utilizar prácticas antiguas y técnicas nuevas que no contribuyen al cambio climático. Para Kongsy, las ranas toro fueron en un primer momento un salto basado en la confianza, pero este salto ha dado sus frutos y ha puesto a su familia en la vía hacia un futuro sostenible económica y ambientalmente
FUENTE: http://www.undp.org