Valeria Pantaleo apenas puede creer su suerte.
A pesar de la sequía en 2015, esta agricultora de la aldea de Olkalili en el norte de Tanzania, de 47 años y madre de cuatro hijos, cosechó suficiente grano para alimentar a su familia en una parcela de 0,5 hectáreas. Incluso obtuvo excedentes para comprar un equipo agrícola esencial.
"Tuve una cosecha muy buena a pesar de que planté muy tarde y no usé fertilizante", afirmó Pantaleo, quien añadió que, finalmente "logré comprar un becerro para reemplazar mis dos bueyes, que murieron al principio del año".
Un maíz llamado "camello"
El secreto de la abundante cosecha de Pantaleo es una variedad de maíz llamada "camello". Este resistente híbrido es el resultado de décadas de estudio científico hecho posible a través de una alianza de largo plazo de apoyo a la seguridad alimentaria.
A principios de la década de 1990, antes de que el cambio climático llamara la atención de todo el mundo, el PNUD proporcionó fondos para la investigación realizada en México por un equipo internacional de científicos sobre el modo de producir un maíz resistente para los agricultores de zonas tropicales propensas a la sequía.
Tras varias décadas, ese concepto científico es hoy una realidad. En 2016,[LI1] más de 2 millones de agricultores en 13 países del África Subsahariana compraron y cultivaron variedades tolerantes a la sequía producidas gracias a esta investigación. Mediante intercambios informales de semillas es probable que las variedades resistentes se hayan extendido aún más en una región donde el maíz, que es el principal cultivo, con frecuencia no sobrevive a las erráticas precipitaciones y las sequías letales.
La supervivencia del más apto
El método básico que usaron los científicos consistió en seleccionar líneas de maíz que sobrevivieran y produjeran granos en condiciones de sequía controlada o de suelos con bajo contenido de nitrógeno en parcelas experimentales. El proceso fue desarrollado en el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), una organización concentrada en la investigación y la capacitación con sede en México, como parte de un proyecto financiado por el PNUD desde 1990 hasta 1996.
El método resultó eficaz para aportar tolerancia al maíz tanto en condiciones de sequía durante la floración y el llenado del grano, cuando la planta es particularmente sensible al estrés, como en condiciones de suelos carentes de nitrógeno, típicos de las explotaciones en pequeña escala en los trópicos.
Cuando el CIMMYT promovió el nuevo enfoque en África, el PNUD otorgó, una vez más, la financiación clave para que un proyecto desarrollara y diseminara variedades de maíz tolerantes a la sequía y a suelos con bajo contenido de nitrógeno. Las nuevas variedades, que fueron desarrolladas durante la primera mitad de la década de 2000 para África oriental, central y occidental, también tendrían que resistir las plagas de insectos y el mortal parásito del maíz llamado striga. Con la participación de asociaciones regionales, programas de investigación nacionales y el Instituto Internacional de Agricultura Tropical (IITA), la iniciativa Africa Maize Stress fue reconocida como un modelo para proyectos similares en África.
Ese esfuerzo, combinado con el trabajo paralelo en África meridional, se convirtió en el aclamado proyecto Maíz tolerante a la sequía para África (DTMA), encabezado por el CIMMYT y el IITA durante el período 2007-2015. A través del trabajo con decenas de socios nacionales y empresas privadas, el proyecto DTMA se encargó de desarrollar y diseminar más de 200 variedades tolerantes a la sequía.
Una de estas es la HB513, la variedad cultivada por Pantaleo y otros agricultores en Tanzania. La semilla se conoce localmente como "ngamia", o "camello" en kisuajili, en reconocimiento a su resistencia en condiciones secas.
"Como era la primera vez que la usaba y, dado que las lluvias eran muy bajas, no tenía grandes esperanzas", recuerda Valeria. Pero la HB513 es tolerante a la sequía y hace un uso eficiente del nitrógeno. No sólo da mayores rendimientos en épocas de sequía moderada, sino que también hace un uso eficiente de las pequeñas cantidades de nitrógeno en el suelo.
Una nueva fase del proyecto DTMA ampliará el alcance del maíz tolerante a la sequía con la producción anual de 68.000 toneladas de semilla certificada para 2019, para el uso de aproximadamente 5,8 millones de hogares, beneficiando así a más de 30 millones de personas en la región.
Se globaliza la obtención de maíz resistente al estrés
La selección de tolerancia bajo estrés hídrico controlado ha tenido tanto éxito que ahora es un componente habitual de los programas de obtención de híbridos de maíz en África, Asia y América Latina, según afirma Greg Edmeades, fisiólogo del maíz jubilado que dirigió la labor del CIMMYT para desarrollar métodos de obtención de híbridos resistentes al estrés durante las décadas de 1980 y 1990.
"La larga búsqueda del maíz tolerante a la sequía muestra que el éxito en la investigación para el desarrollo exige perseverancia y apoyo permanente de los donantes", señaló Edmeades, quien llegó al CIMMYT en 1976 como investigador posdoctoral. "Esta fue una inversión fundamental del PNUD, que demostró tenernos mucha confianza", prosiguió, para concluir reconociendo que "como puede apreciarse, otros donantes y socios han contribuido enormemente a ampliar el impacto de esa inversión inicial".
FUENTE:http://www.undp.org